El Chamán interior esta completamente completamente conectado con todo lo que es, el Tao, el logos o, en otras palabras, la Fuente del universo. Y puesto que el Chamán Interior forma parte del Tao, es el Tao, ya que según los taoístas chinos de la antigüedad, el Ta
o no se puede dividir. Ser una parte de todo es de hecho imposible, puesto que cada parte es tambien todo. Infinito e inmortal. Intentar concebirlo como si estuviera separado de ti es igual que intentar separar una parte del océano como una red y darle a esa parte un nombre distinto. O es el océano o no lo es. La tarea del Chamán Interior es vibrar la unísono con el Tao, aunar las voluntades con él, que su intención coincida con la suya, igualarlo en magnitud, luz y creatividad, soñar con él, y finalmente, expandirlo.
Los resultados del trabajo que realiza tu Chamán interior son extraordinarios; nada menos que el florecimiento de tu percepción directa, de tu consciencia y de tu ser. Tal vez suene completamente escandaloso, pero en el ámbito del misticismo, cuanto más escandalosa es la enseñanza, mayor verdad encierra. La verdad es con frecuencia más extraña que la ficción.
Hay un cuento budista muy conocido que ilustra muy bien la naturaleza del Chamán Interior.
Un joven mojen estudiante de zen oyó hablar de un gran maestro que vivía como un ermitaño en una pequeña cabaña en la cima de una montaña muy alta. Con mucho esfuerzo y tras grandes penalidades, consiguió escalar la montaña y llegó al pequeño refugió.
El maestro lo saludó con cordialidad e invitó al joven a que pasara a tomar un té. Entraron juntos en la construcción de piedra y se sentaron ante una pequeña mesa, sobre la que el maestro puso una tetera y dos tazas.
El joven estudiante, deseoso de impresionar al maestro zen con sus conocimientos, hablaba sin parar de todo lo que había comprendido y observado.
El maestro, sin decir nada, empezó a servir el té. Llenó la taza del joven monje hasta el borde y siguió echando té en ella, dejando que se desbordara. Mientras el joven hablaba y hablaba, el té se iba derramando por la mesa y luego por el suelo, y el maestro seguia echando. Al final, el monje perdió la paciencia y gritó:
¡Viejo loco! ¿No ve que la taza está llena?
El maestro respondió:
Si, igual de llena que tu mente. Si quieres aprender algo nuevo, primero tienes que vaciarla de lo viejo o no podrás meter nada mas en ella.
El Chamán Interior es como el espacio interno de esa taza. No está hecho de nada tangible, como el té que puede estar en la taza o en otra parte. Ese espacio tiene la capacidad de acoger conocimientos nuevos, desconocidos.
También puede asemejarse el Chamán Interior al espacio que constituye tu casa.

Comments