El chamán utiliza el poder que le ofrecen los animales y las plantas del jardín de la tierra. Todos, normalmente, reciben su energía del sol. Mientras que los animales suelen actuar como espíritus guardianes, las plantas tienden a servir como espíritus ayudantes.
A diferencia de los espíritus guardianes, los ayudantes solo los poseen los chamánes.
Los que no son chamánes no tienen normalmente la energía de las plantas a su disposición.
Al igual que los poderes animales que actúen como espíritus guardianes y que suelen ser especies salvajes y sin domesticar, la mayoría de los espíritus ayudantes son también especies vegetales silvestres y sin cultivar. Parece ser que la mayoría de los animales y plantas domesticas no tienen el poder espiritual necesario para tener un importante significado en el chamanismo.
Desde el punto de vista chamánico, el mismo hecho de que algunos animales y plantas hayan sido domesticados con la comida y con otros tipos de explotación es suficientemente significativo de su falta de poder.
PLANTAS AYUDANTES
Estas plantas no poseen, individualmente, tanto poder como los animales de poder; pero un chamán puede llegar a poseer cientos de espíritus ayudantes, de tal modo que su poder acumulado puede igualarse de muchas maneras al del espíritu guardián.
Pero la importancia de las plantas silvestres reside en la variedad de sus capacidades individuales. Estas plantas ayudantes tienen dos realidades, un aspecto normal y otro no-normal. La naturaleza no-normal de la planta podría tener forma de insecto (Por ejemplo) una mariposa gigante o, de cualquier otra clase zoomórfica o incluso inanimada.
La mayoría de nosotros en nuestra “Civilización” occidental, a diferencia de nuestros antepasados, desconocemos la identidad de las plantas silvestres. En consecuencia para casi todos nosotros, la acumulación de espíritus ayudantes requiere la adquisición de un conocimiento elemental de las propiedades de las plantas silvestres: el tipo de conocimiento que es normal entre los pueblos conocidos. He aquí como sugiero que consiga su primer espíritu ayudante. La técnica será la misma para los siguientes.
En primer lugar, camine por un bosque, pradera, desierto o cualquier otra zona salvaje. Mientras pasea por esta zona, sea consciente de su misión: encontrar una planta que sea su ayudante. Cuando encuentre una planta que le atraiga en particular, siéntese a su lado y familiarícese con todas sus formas.
Explíquele que tiene que coger parte de ella, o enteramente, para su trabajo y discúlpese antes de arrancarla. Si se trata de un árbol o de un arbusto, quizá solo necesite coger parte de una rama, lo cual será suficiente para una identificación botánica. Si se trata de una planta más pequeña, puede que necesite un espécimen floral completo. Lleve el espécimen a alguien que sea capaz de identificarlo y decirle si es venenoso o no. Un granjero erudito o un campesino podrán suministrarle esta información, también puede ir a herbolario o aun museo local para que le ayuden.
Una vez que este seguro de que la planta no es venenosa, vuelva al mismo hábitat y encuentre una planta viva de la misma especie, discúlpese y, sin romperla, cómasela en cuatro pequeños pedazos , tan pequeños como sus hojas. Acto seguido, envuelva dos trozos más juntos y póngalos en su bolsa medicinal para usarlos más tarde del modo en que le explicaremos.
Ahora está usted preparado para descubrir su aspecto escondido, no-normal. El mismo día por la tarde, y ayudado por el sonido de un tambor, realice el viaje chamánico al centro de la tierra para buscar dos o más plantas de la misma clase.
Hable con ellas del mismo modo en que lo hizo en el estado normal de conciencia (ENC) por la mañana. Siga estudiando las plantas hasta adquiera la forma del espíritu no vegetal.
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