Para la aromaterapia chamánica, los aromas de las plantas, hierbas y flores son guías espirituales que nos incitan a viajar a mundos internos que desconocemos, mundos sensoriales y sinestésicos donde los sentidos se confunden: olemos con la piel, degustamos con los poros y palpamos con la nariz. Estas vibraciones amplían nuestra percepción, acentúan nuestra libertad de pensamiento y hacen que vivamos juegos psíquicos que resultan sanadores.
«Los aromas son el resultado de un proceso alquímico son un destilado del alma y espíritu de la planta y sus propiedades son más sutiles y saben a dónde llegar por necesidad de buscar sus propiedades terapéuticas más conocidas.
La palabra ihyalli - olor, tiene una connotación derivada de yakatzolli - nariz (yakatl para otras variantes), lo cual obliga a pensar que todas o en su mayoría, las palabras con que se nombran los olores, tienen relación con la nariz.