Una vez que se han alineado a todos los espíritus aliados con el chamán interior, estas en disposición de pronunciar oraciones que entrañan un poder como ninguna que jamás hayas recitado.
Puedes darles una diversidad de formas, pero es muy importante que se incluyan todos los elementos, el poder de la palabra, el componente activo del espíritu que todos los seres humanos compartimos, la facultad de verbalizar ordenes, o decretar creaciones.
En el momento de realizar la oración puedes ampliarla e incluir cualquier intención de sanación, bendiciones o transformación, asegúrate de que las formulas siguiendo el mismo patrón, de que las enuncias como un decreto y en el momento presente.
Cuando hayas terminado, hazlo saber con claridad, para un momento a sentir, captar o ver la luz que emana de tu corazón y se extiende a todo tu cuerpo, y después a la totalidad del huevo luminoso que te rodea, percibe el eje que atraviesa la cúspide de tu cabeza, desciende hasta el perineo y continua hasta tus pies.
Las oraciones que entrañan tanto poder nunca deben recitarse de manera mecánica ni rezarse sin sentimiento. Cuanto más sentimiento, intención y buena disposición pones en ellas, mayor es su poder de obrar cambios extraordinarios en tu vida y en las que te rodean.
Al principio es mejor que mantengas esas oraciones en privado. No don un ejercicio de exhibición. De todos modos, si perteneces a un grupo o comunidad de confianza y te piden que dirijas una ceremonia, puedes adaptar una de ellas para pedir por el bien de todos.
Las oraciones nos acercan a esa parte espiritual que establece una conexión directa con nuestro chaman interior, pidiendo por su ayuda de una forma muy especial, el cual al recibirla nos dota de fortaleza e intención en lo que planeamos realizar, nos aproxima a generar una fuerza y luz interior que irradia ante nuestra plegaria misma.
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